ACTIVIDAD FÍSICA Y SISTEMA INMUNOLÓGICO

Por Escuela de Pacientes - julio 23, 2018


Existen muchos factores, internos y externos, que pueden alterar nuestras defensas. Ciertas enfermedades, cambios estacionales o edades extremas de la vida, no podemos controlar ni modificar, pero sin embargo, hay una gran cantidad de factores externos que influyen negativamente en el sistema inmunitario y en otras funciones del organismo, que en gran medida podemos controlar, como son la alimentación, el tabaco, la cafeína, el estrés o el sedentarismo.



La actividad física produce efectos positivos o negativos según como se practique y en qué cantidad. El ejercicio moderado mejora el funcionamiento del sistema inmunológico, pero por otra parte, un gran volumen o intensidad del mismo puede afectar negativamente. Cuando se realiza un entrenamiento de alta intensidad, se puede experimentar un bajón inmunológico por el gran estrés al que se somete el cuerpo (esto tiene que ver con el sobreentrenamiento).

Efectos beneficiosos del ejercicio sobre el sistema inmunitario

La actividad física moderada realizada de forma habitual, reduce el riesgo de sufrir infecciones si comparamos los datos con el sedentarismo. Éste es uno de los beneficios del deporte, válido para cualquier edad. No sabemos exactamente como lo hace aunque existen varias teorías, ninguna de ellas se ha podido demostrar. Algunas de ellas son:
La actividad física puede ayudar a eliminar bacterias de los pulmones y las vías respiratorias. Esto puede reducir las probabilidades de contraer un resfriado, gripe u otra enfermedad de respiratoria.
El ejercicio provoca cambios en los anticuerpos y los leucocitos. Los leucocitos son las células del sistema inmunitario que combaten las enfermedades mediante los anticuerpos, unas proteínas que neutralizan las bacterias y agentes externos. Estos anticuerpos y leucocitos circulan más rápidamente con la práctica habitual de ejercicio, así que pueden detectar y combatir enfermedades más rápida y efectivamente. Sin embargo, nadie sabe si estos cambios ayudan a prevenir infecciones.
La elevación breve de la temperatura corporal durante e inmediatamente después del ejercicio puede impedir el crecimiento bacteriano. Esta elevación en la temperatura puede ayudar al cuerpo a combatir mejor una infección, similar a lo que sucede cuando uno tiene fiebre.
- El ejercicio disminuye la secreción de las hormonas del estrés como el cortisol y la epinefrina. Algo de estrés incrementa las probabilidades de que se presente una infección. Disminuir las hormonas del estrés puede proteger contra enfermedades.

Efectos negativos de la actividad física en el sistema inmunitario

Cuando el volumen o la intensidad o ambos son demasiado altos, el sistema inmunológico se ve perjudicado.
En todo esto influyen principalmente unas sustancias químicas que modulan la respuesta inmunológica, las citoquinas. Según estudios realizados, los ejercicios excesivamente extenuantes hacen que la respuesta inmunitaria se atenúe, generando un ambiente desfavorable para ellas debido al cortisol y la epinefrina, hormonas del estrés generadas en grandes cantidades, las cuales inhiben la producción de dichas citoquinas aumentando así la probabilidad de contraer infecciones, entre otras cosas.

Factores que ayudan a mejorar la inmunidad del deportista

  • La alimentación: Un elemento que puede ayudar a mejorar el sistema inmune, al margen del ejercicio realizado, es la alimentación. La alimentación constituye un factor determinante y tiene una relación directa con el sistema inmunológico. Cuando la alimentación es inadecuada o insuficiente, se produce una caída de las defensas. En cambio, si es equilibrada y completa, ayuda a mantener o incluso fortalecer las defensas.
  • El descanso y el sueño, tanto la cantidad como la calidad.
  • El frío y/o los cambios de temperatura. La mayoría de prácticas deportivas, que se practican al aire libre, hace que nos expongamos a las inclemencias meteorológicas. Hay que abrigarse adecuadamente según la temperatura ambiental durante los entrenamientos. Otra costumbre muy adecuada es abrigarse en exceso al finalizar el entrenamiento sin esperar a tener frío. Acabamos empapados de sudor, y, al interrumpir la actividad física, la temperatura corporal baja así que la sensación de frío tarde o temprano aparecerá. Es importante abrigarse antes de que aparezca dado que el frío prolongado es un factor más que nos expone a las infecciones.
Marga Colón del Pino
Coach Actividad Física Escuela de Pacientes

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