Con este
ejercicio trabajaremos la zona abdominal, concretamente los abdominales
oblicuos, los brazos y piernas.
Partimos de una posición tumbada de costado en
el suelo con rodillas flexionadas, el brazo flexionado con el antebrazo apoyado
en el suelo.
Desde esta posición inhala y al exhalar activa suelo pélvico y
transverso del abdomen a la vez que separas completamente el costado y las
piernas del suelo.
Sube y baja en esta posición acompañando el movimiento con
la respiración.
Realiza 8-10 repeticiones en total, descansa 1 minuto y vuelve
a repetir otra serie con cada lado.
Con este
ejercicio trabajaremos la zona abdominal, concretamente los abdominales
oblicuos, los brazos y piernas.
Partimos de una posición tumbada de costado en
el suelo con rodillas flexionadas, el brazo flexionado con el antebrazo apoyado
en el suelo.
Desde esta posición inhala y al exhalar activa suelo pélvico y
transverso del abdomen a la vez que separas el costado y las piernas del suelo
hasta la altura de las rodillas (mantén las rodillas apoyadas en el suelo).
Sube y baja en esta posición acompañando el movimiento con la respiración.
Repetir con ambos lados.
Realiza 8-10 repeticiones en total, descansa 1 minuto
y vuelve a repetir otra serie con cada lado.
Aquí, se puede ver el vídeo para seguir los ejercicios:
La palabra “Yoga” proviene del sánscrito y significa
“unión”, “esfuerzo”. Según la RAE
(Real Academia Española de la lengua) el yoga es el “Conjunto de disciplinas
físico-mentales originales de la India, destinadas a conseguir la perfección
espiritual y la unión con lo absoluto”.
Así mismo también lo define en un segunda acepción del
término como el “Conjunto de las prácticas modernas derivadas del yoga hindú y
dirigidas a obtener mayor eficacia en el dominio del cuerpo y la concentración
anímica.
En estas definiciones me gustaría resaltar el hecho de
que se trata de una disciplina que trabaja la parte física y la mental, es
decir, que con la práctica del yoga estaríamos trabajando tanto el cuerpo como
la mente. Pero, ¿cómo se consigue esto? Pues a lo largo de mis más de quince
años como practicante de yoga he llegado a la conclusión de que esto se
consigue con la conciencia plena de uno mismo en el aquí y el ahora a través de
básicamente la respiración. Evidentemente no sólo se trata de respirar,
se trata de moverse, de practicar posturas, de explorar los límites del cuerpo
y comprobar como se van expandiendo con un trabajo constante. Lo más
importante, lo que más he aprendido del yoga es que hay que tratar el cuerpo
con afecto y humildad.
A diferencia de otras disciplinas deportivas, el objetivo
de la persona practicante de yoga no es una competición contra otras personas,
ni tan siquiera una competición contra sí misma, sino de que se trata de una
exploración de nuestra identidad a través del conocimiento de cómo nos
encontramos en un momento determinado y la aceptación plena de ese estado.
Mejorar a través del yoga parte de la aceptación humilde de nuestra capacidad y
el disfrute en ella misma, sin compararnos con nadie ni con una situación
hipotética de nuestro “yo” mejorado. Para ello, el yoga ofrece múltiples
posibilidades de adaptación. Una postura determinada (llamadas “asanas”) pueden
ser adaptadas a cada persona practicante. Aquí reside para mí una de las
virtudes de esta disciplina: el yoga se adapta a la persona y no al revés.
Por ello, en una clase de yoga puede haber tantos “yogas”
como personas ya que cada cual debe ser consciente de lo que puede y quiere
hacer en función de lo que su cuerpo le permite y de lo que le apetece.
Algunos de los beneficios que podemos destacar de la
práctica del yoga son:
•Aumenta
la capacidad pulmonar
•Mejora
la circulación sanguínea
•Mejora
la flexibilidad
•Mejora
la fuerza y la resistencia
•Mejora
nuestra concentración
•Mejora
la autoestima
•Estabilidad
emocional y paz interior
•Aprender a manejar el estrés
En los próximos post seguiremos indangando sobre el yoga
y ofreceremos ejemplos variados de ejercicios para que te animes a practicar y
a comprobar estos beneficios.