Entrenar tu cuerpo es entrenar tu mente, ¿te animas a ser FitPaciente?

Por Escuela de Pacientes - junio 19, 2017

La Actividad Física es tu nueva mejor amiga. Nadie mejor que ella para ayudarte. Hacer ejercicio de manera regular es uno de los pilares de nuestra salud y del tratamiento de muchas enfermedades crónicas: cuida nuestro cuerpo, cuida nuestra mente y exige y aporta disciplina. ¿Crees que no eres capaz? Pues el cuerpo se entrena, la mente se entrena y la disciplina se entrena. Desde FitPacientes te acompañaremos ¿te animas? 




Me ha parecido adecuado inaugurar este blog dedicando el primer post a la actividad física y la enfermedad crónica. 

Intentaré acercarme con la misma filosofía que subyace a la Escuela de Pacientes, en un lenguaje sencillo y de tú a tú. Todas las personas en algún momento de nuestra vida hemos sido o podemos ser pacientes. Por otra parte, es muy habitual conocer a alguien más o menos cercano que padece una enfermedad crónica. En mi experiencia personal y profesional en el mundo de la actividad física y el deporte y el contacto con personas con diversas patologías han afinado mi perspectiva al abordar esta temática.



Lo primero que me viene a la mente cuando hablo de enfermedad crónica es que a pesar de la variedad de enfermedades que existen y de personas que podemos padecerlas existen algunos aspectos comunes a cualquier enfermedad crónica:
  • La incertidumbre previa al diagnóstico: ¿qué me pasa? ¿por qué siento ésto?
  • La confusión y las dudas con respecto al diagnóstico: ¿esto que significa? ¿qué hago ahora?
  • La sensación de miedo, tristeza, soledad o de desconocimiento (emociones negativas en general)
  •  Lo crónico (es para siempre, tengo que acostumbrarme)
  • Tratamientopautas médicas y complementarias (donde incluiríamos los hábitos saludables entre los cuales se encuentran la alimentación y la Actividad Física)
  •  Mantenimiento / Prevención / Cuidados
  •  Evolución / Recuperación

Del listado anterior se desprenden tres grandes aspectos que considero cruciales cuando abordamos la enfermedad crónica y la actividad física. Los dos aspectos obvios son el aspecto físico y el aspecto emocional. Y ambos están estrechamente vinculados. Si tenemos una actitud positiva repercutirá positivamente en nuestra salud física y al mismo tiempo cuando nos sentimos bien físicamente se traduce en una sensación positiva a nivel mental y emocional.

Pues bien, en este punto estoy deseando decir que la Actividad Física es uno de esos “regalos” que podemos hacernos para mejorar este círculo de retroalimentación físico-emocional. Cuando practicamos ejercicio físico está demostrado que nos sentimos mejor. Mejoramos la condición física, a medida que nos adaptamos nuestro cuerpo se siente fuerte y menos cansado, disminuyen ciertos dolores… pero también nuestra autoestima se refuerza, nos sentimos capaces, conseguimos cosas y eso nos anima. En este punto es importante recordar que los objetivos deben ser pequeñitos y adaptados a nuestras posibilidades pero no por eso dejan de tener mérito.

¿Y qué pasa con el tercer aspecto? ¿No te preguntas cuál puede ser? El tercer aspecto que yo considero crucial es la disciplina. Cuando tienes una enfermedad crónica tienes que tener disciplina para seguir puntualmente tu tratamiento, disciplina para seguir las pautas que recomiendan los expertos, disciplina para tener una actitud positiva pese a todo lo malo que sentimos o podemos sentir cada día que se lucha con una enfermedad, porque pese a todo, la vida es un regalo y queremos seguir compartiendo momentos con nuestros seres queridos.

Pues me complace decir que la Actividad Física aparece de nuevo como una buena amiga. Nadie mejor que ella para ayudarte con la disciplina. Hacer ejercicio de manera regular exige disciplina pero a medida que se va instaurando te ayuda a mantener la disciplina en otros ámbitos de la vida. Es decir, al igual que lo físico y lo emocional se retroalimentan, con la disciplina pasa igual. La disciplina se entrena. Si cada día hacemos un poco de actividad física, se va generando el hábito igual que lavarse los dientes o tomarnos la medicación. Cuando “entrenas” esta disciplina estás entrenando a tu mente para ser disciplinado en otros campos relacionados tanto con tu enfermedad como en la vida general. ¿No te parecen buenos argumentos para tener una vida más activa? 

Recapitulemos… si hacemos ejercicio de manera regular:

  • Mejoraremos físicamente
  • Mejoraremos emocionalmente
  • Nos ayudará en otros aspectos tanto ligados a la enfermedad como en general en los ámbitos familiar, laboral, de ocio y relaciones sociales.

Espero haberte convencido si has llegado hasta aquí y te animo a que sigas leyendo este blog para enterarte de más cosas interesantes sobre la actividad física y de cómo hacer para convertirla en un hábito y compañera fiel de batallas.

Marga Colón del Pino
Coach de Actividad Física

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